David Camprubi, a sus escasos 23 años, nos invita a adentrarnos en su intrépido viaje, desde los modestos inicios hasta su escalada sin techo con su empresa, Newcop.

El relato comienza en las calles llenas de energía, donde un adolescente apasionado por las zapatillas, David, decide convertir su amor por el calzado en algo más que una simple afición. A los 16 años, inicia su travesía en el mundo del comercio de zapatillas, comprando y vendiendo entre amigos, tiendas e internet. Lo que comenzó como una búsqueda de ganancias extras pronto se transformó en una travesía que desafiaría las convenciones establecidas.

El punto de inflexión llega cuando David, valiente y estratégico, decide unirse a su rival en la reventa, forjando una alianza que cambiaría su destino. Sin embargo, pronto se da cuenta de que la dependencia de las tiendas y sus dictados de precio lo limitan. Es en este momento crucial cuando David decide trascender estas limitaciones y dar forma a un nuevo concepto: su propia venta de zapatillas. Un lugar donde tienen las zapatillas que todo el mundo quiere y nadie puede comprar

El ascenso meteórico de David no se hace esperar. En su primer mes en el mercado, las facturación esperada era de 20 mil euros. En poco tiempo, esos números se multiplican hasta alcanzar la asombrosa cifra de 100 mil euros. El joven emprendedor, ahora con la mira puesta en los 10 millones, se embarca en la emocionante travesía de expandir su imperio más allá de las fronteras, con París como el próximo destino.

La crónica de David Camprubi no es solo la historia de un éxito empresarial; es un testimonio vibrante de audacia, determinación y la voluntad de desafiar el status quo. En sus propias palabras, David comparte su visión de convertirse en la tienda de confianza, donde todos puedan encontrar las zapatillas que anhelan.

Un relato inspirador que nos recuerda que, a veces, el camino hacia emprender implica crear nuestras propias reglas y dejar una marca imborrable en el tejido del emprendimiento.